sábado, 5 de diciembre de 2009

APRENDIZAJE Y MUSICA


Hace muchos años se sabe que la música tiene cierta influencia en el ser humano. Por lo demás, el sentido común nos lo muestra también. Es cosa de pensar en alguna canción y darnos cuenta de cómo influye en el estado anímico. La “Canción del Adiós” por ejemplo, casi invariablemente sume a quien la escucha en cierto estado de nostalgia. O “La Marsellesa” energiza. Situaciones como las antes descritas abundan.

El estudio de la influencia de la música en los seres vivos data ya de algunas décadas, especialmente con los experimentos sobre la forma en que influye la música en el crecimiento de las plantas. Pero a nadie se le había ocurrido que la influencia de la música no solamente se da sobre el estado emocional y anímico, sino también en los procesos mentales. Esto es lo que detectaron en forma científica una psicóloga y un neurobiólogo en Estados Unidos hace unos trece años. Ellos descubrieron que cuando a un grupo de personas se les hacía escuchar una determinada melodía de Mozart, aumentaban el coeficiente intelectual. Sin embargo, al parecer el efecto se diluía después de muy poco tiempo.

Entre las melodías capaces de elevar este potencial se encontraban principalmente las de Wolfang Amadeus Mozart, y de ahí el nombre que le pusieron a la influencia de la música en el potencial del cerebro: "Efecto Mozart". Este experimento suscitó de inmediato una serie de controversias. Varios científicos lo repitieron y algunos corroboraron el experimento anterior, pero otros no encontraron ningún cambio en el nivel de inteligencia. Como sea, desde entonces se han seguido realizando una serie de estudios sobre este efecto.

En la actualidad, se puede decir que está casi comprobado que la música clásica -pero solamente ciertas melodías-, provocan efectivamente un aumento del potencial de aprendizaje y rendimiento mental. Sin embargo, este aumento no es de la inteligencia total, sino solamente de algunas capacidades espcíficas, como las habilidades espaciales y temporales, y si bien pueden facilitar el aprendizaje, esto sería en forma indirecta, al lograr un estado de relajación mental óptimo.

Incluso se han realizado algunos experimentos con animales, que han permitido comprobar que también ellos son influidos por el efecto Mozart cuando son sometidos a situaciones de aprendizaje, es decir, aprenden más rápido si han escuchado música apropiada. Los experimentos continúan de manera más sofisticada. Se ha empleado la resonancia magnética, la tomografía de emisión de positrones y otra serie de trabajos con alta tecnología. Esto ha permitido ver que hay algunas partes del cerebro que se activan con ciertas melodías. Pero el misterio no se aclara del todo.

También se ha investigado cuáles serían las características de la música misma, para entender por qué solamente algunas melodías provocan este aumento de habilidades. Una de las respuestas parece ser que las melodías de Mozart son alegres y muestran "seguridad"; son composiciones perfectas que superan a la mayoría de otras grandes obras. La música de Mozart parece llevar hacia un estado de armonía interior y quizás de sincronización de los hemisferios cerebrales. En fin, es un tema fascinante que todavía está muy lejos de agotarse, pero que parece prometer bastante. HBC

PSICOLOGIA POSITIVA


El inicio de la psicología estuvo marcado por una serie de experimentos, que pretendían conocer aspectos del funcionamiento mental. Pero al poco tiempo la psicología comenzó a interesarse por fenómenos mentales más complejos, tratando de comprender especialmente las alteraciones psicológicas. Y de ahí, con la creación del psicoanálisis, la psicología se transformó por muchos años en una búsqueda permanente de teorías para explicar la enfermedad, y para desarrollar terapias.

En los años sesenta más o menos apareció una nueva corriente en la psicología –la psicología humanista- que comenzó a preocuparse más por las personas normales y por el desarrollo del potencial que por las alteraciones. Este nuevo enfoque psicológico aún tiene una gran influencia.

Y desde hace muy poco, se ha desarrollado la llamada “psicología positiva”. Esta se enfoca en los aspectos sanos del ser humano, como la felicidad y su forma de potenciarla, la resiliencia -que es la capacidad de levantarse después de los golpes de la vida-, y el bienestar subjetivo. Quien lidera esta nueva línea es Martin Seligman, un psicólogo que ha hecho una serie de investigaciones sobre estos temas.

Uno de los aportes interesantes de la psicología positiva es haber descubierto que nadie está tan condicionado como se creía antes. Por ejemplo, un niño con una inteligencia algo disminuida, sin muchas habilidades para el colegio, criado en la pobreza, y en un ambiente de delincuencia, nos llevaba a pronosticar lo peor para su futuro. Sin embargo la psicología positiva está descubriendo que esto no es tan valedero. El pasado no es tan determinante para nuestra vida como se creía.

Por supuesto ese niño criado en esas condiciones desfavorables y de vulnerabilidad tiene muchas más probabilidades de salir dañado y terminar convertido en delincuente, pero hay demasiadas excepciones para pensar que ése puede ser su único futuro. Y en la vida cotidiana, basta también mirar hacia el lado para descubrir personas que contra toda expectativa, salieron delante de una niñez llena de traumas y desventajas de todo tipo.

Lo que la psicología positiva está estudiando es precisamente cuáles son esas fuerzas, rasgos y mecanismos que tiene el ser humano que le permiten salir adelante cuando todo hacía pensar que caería en un abismo. En relación a la sensación de bienestar que se tiene en la vida, algunos de estos rasgos implicados parecen ser la autoaceptación, tener un proyecto de vida, mantener relaciones humanas positivas, tener suficiente autonomía, sentirse capaz de influir uno en el medio ambiente más que éste en un uno, y el desarrollo personal.

Hay muchos psicólogos interesados en estos temas, y las investigaciones son muchas. Esto confirma una vez más que la psicología dejó de ser aquella ciencia que estaba siempre en el diván, para salir a conocer los aspectos sanos de la personalidad que hacen más feliz al ser humano, y que le permiten enfrentar con enormes dificultades, saliendo “bien parado” de ellas. Pero todo no está dicho, pues los avances de la psicología positiva nos prometen bastante. HBC

ESCUELAS DE PSICOLOGIA


La psicología tiene varios enfoques, cada uno de los cuales tiene una concepción diferente del ser humano. Estos enfoques, llamados “escuelas” en psicología, son también formas de entender la conducta del ser humano. Se puede decir que hay cuatro grandes escuelas principales en la psicología, cada una de las cuales ha hecho grandes aportes.
La primera de estas escuelas es la “Gestalt”. La idea central de esta escuela es que no son los elementos individuales de la mente los importantes, sino la “gestalt”, es decir la forma o configuración que tienen estos elementos. Por ejemplo, cuando vemos un árbol frondoso, la mente percibe mucho más que una mera combinación de manchas de luz, sombra, colores y formas separadas. Los gestaltistas mantienen que el todo es más que la suma de las partes, un punto de vista que tuvo un especial impacto en el estudio de la percepción, y aun hoy día en la teoría general de sistemas y del trabajo en equipo.
En relación a la persona, la Gestalt piensa que las personas funcionan como organismos totales. Cada persona tiene rasgos positivos y negativos, que debe reconocer para aceptarse a sí misma. La meta de la gestalt es que la persona logre la conciencia, la integración, la autorregulación, y la autenticidad. Promueve el vivir en el “aquí y ahora”. Su máximo exponente fue Fritz Perls, quien desarrolló una interesante concepción del ser humano y promovió una línea de terapia de gran influencia.
El psicoanálisis, creado y desarrollado por Sigmund Freud, es otra de las escuelas, quizás la más conocida. El psicoanálisis aportó el concepto de ‘inconsciente’, que tuvo una enorme repercusión en la psicología y en todas las ciencias del espíritu. El psicoanálisis postula que hay fuertes impulsos biológicos, principalmente de naturaleza sexual, que influyen en el comportamiento humano. Descubrió que estas tendencias son inconscientes y que crean conflictos entre el individuo y las normas sociales. El psicoanálisis fue también la primera escuela que comenzó a estudiar los sueños.
Además de ser un enfoque sobre el ser humano y su conducta, el psicoanálisis es también una forma de psicoterapia, cuya meta es que la persona comprenda sus impulsos inconscientes, y al comprenderlos gane en comprensión y libertad para actuar.
Casi en oposición al psicoanálisis, está el conductismo. El conductismo plantea que no vale la pena investigar lo que la gente ve o siente ni tampoco cómo piensa ni por qué, porque eso no sería científico, ya que no puede medirse en un laboratorio. Por lo tanto la escuela conductista se concentra en las conductas que sí se pueden observar, y por tanto medir. Ha hecho enormes aportes al aprendizaje, y también ha creado una serie de técnicas para terapia, que son de amplia aplicación.
Finalmente, la cuarta escuela de psicología es la humanista, cuya influencia va en aumento. La corriente humanista se ha preocupado más del interior del ser humano y de su potencial, y hace su trabajo especialmente con personas “normales”. Pone énfasis en la responsabilidad y el sentido de la vida, el crecimiento personal, la motivación, etc. Su principal exponente fue Abraham Maslow; de esta corriente derivan conceptos hoy tan comunes como autorrealización y desarrollo personal. Ha influido enormemente en la educación, las empresas, así como en la literatura de superación y autoayuda.
Pese a sus diferencias -como se desprende de este análisis-, cada una de estas escuelas ha contribuido a la comprensión del hombre y su conducta, y ha entregado también herramientas y elementos que permiten facilitar la vida, y acercarnos por lo tanto a un modo más sano de funcionar. HBC