Hace muchos años se sabe que la música tiene cierta influencia en el ser humano. Por lo demás, el sentido común nos lo muestra también. Es cosa de pensar en alguna canción y darnos cuenta de cómo influye en el estado anímico. La “Canción del Adiós” por ejemplo, casi invariablemente sume a quien la escucha en cierto estado de nostalgia. O “La Marsellesa” energiza. Situaciones como las antes descritas abundan.
El estudio de la influencia de la música en los seres vivos data ya de algunas décadas, especialmente con los experimentos sobre la forma en que influye la música en el crecimiento de las plantas. Pero a nadie se le había ocurrido que la influencia de la música no solamente se da sobre el estado emocional y anímico, sino también en los procesos mentales. Esto es lo que detectaron en forma científica una psicóloga y un neurobiólogo en Estados Unidos hace unos trece años. Ellos descubrieron que cuando a un grupo de personas se les hacía escuchar una determinada melodía de Mozart, aumentaban el coeficiente intelectual. Sin embargo, al parecer el efecto se diluía después de muy poco tiempo.
Entre las melodías capaces de elevar este potencial se encontraban principalmente las de Wolfang Amadeus Mozart, y de ahí el nombre que le pusieron a la influencia de la música en el potencial del cerebro: "Efecto Mozart". Este experimento suscitó de inmediato una serie de controversias. Varios científicos lo repitieron y algunos corroboraron el experimento anterior, pero otros no encontraron ningún cambio en el nivel de inteligencia. Como sea, desde entonces se han seguido realizando una serie de estudios sobre este efecto.
En la actualidad, se puede decir que está casi comprobado que la música clásica -pero solamente ciertas melodías-, provocan efectivamente un aumento del potencial de aprendizaje y rendimiento mental. Sin embargo, este aumento no es de la inteligencia total, sino solamente de algunas capacidades espcíficas, como las habilidades espaciales y temporales, y si bien pueden facilitar el aprendizaje, esto sería en forma indirecta, al lograr un estado de relajación mental óptimo.
Incluso se han realizado algunos experimentos con animales, que han permitido comprobar que también ellos son influidos por el efecto Mozart cuando son sometidos a situaciones de aprendizaje, es decir, aprenden más rápido si han escuchado música apropiada. Los experimentos continúan de manera más sofisticada. Se ha empleado la resonancia magnética, la tomografía de emisión de positrones y otra serie de trabajos con alta tecnología. Esto ha permitido ver que hay algunas partes del cerebro que se activan con ciertas melodías. Pero el misterio no se aclara del todo.
También se ha investigado cuáles serían las características de la música misma, para entender por qué solamente algunas melodías provocan este aumento de habilidades. Una de las respuestas parece ser que las melodías de Mozart son alegres y muestran "seguridad"; son composiciones perfectas que superan a la mayoría de otras grandes obras. La música de Mozart parece llevar hacia un estado de armonía interior y quizás de sincronización de los hemisferios cerebrales. En fin, es un tema fascinante que todavía está muy lejos de agotarse, pero que parece prometer bastante. HBC
El estudio de la influencia de la música en los seres vivos data ya de algunas décadas, especialmente con los experimentos sobre la forma en que influye la música en el crecimiento de las plantas. Pero a nadie se le había ocurrido que la influencia de la música no solamente se da sobre el estado emocional y anímico, sino también en los procesos mentales. Esto es lo que detectaron en forma científica una psicóloga y un neurobiólogo en Estados Unidos hace unos trece años. Ellos descubrieron que cuando a un grupo de personas se les hacía escuchar una determinada melodía de Mozart, aumentaban el coeficiente intelectual. Sin embargo, al parecer el efecto se diluía después de muy poco tiempo.
Entre las melodías capaces de elevar este potencial se encontraban principalmente las de Wolfang Amadeus Mozart, y de ahí el nombre que le pusieron a la influencia de la música en el potencial del cerebro: "Efecto Mozart". Este experimento suscitó de inmediato una serie de controversias. Varios científicos lo repitieron y algunos corroboraron el experimento anterior, pero otros no encontraron ningún cambio en el nivel de inteligencia. Como sea, desde entonces se han seguido realizando una serie de estudios sobre este efecto.
En la actualidad, se puede decir que está casi comprobado que la música clásica -pero solamente ciertas melodías-, provocan efectivamente un aumento del potencial de aprendizaje y rendimiento mental. Sin embargo, este aumento no es de la inteligencia total, sino solamente de algunas capacidades espcíficas, como las habilidades espaciales y temporales, y si bien pueden facilitar el aprendizaje, esto sería en forma indirecta, al lograr un estado de relajación mental óptimo.
Incluso se han realizado algunos experimentos con animales, que han permitido comprobar que también ellos son influidos por el efecto Mozart cuando son sometidos a situaciones de aprendizaje, es decir, aprenden más rápido si han escuchado música apropiada. Los experimentos continúan de manera más sofisticada. Se ha empleado la resonancia magnética, la tomografía de emisión de positrones y otra serie de trabajos con alta tecnología. Esto ha permitido ver que hay algunas partes del cerebro que se activan con ciertas melodías. Pero el misterio no se aclara del todo.
También se ha investigado cuáles serían las características de la música misma, para entender por qué solamente algunas melodías provocan este aumento de habilidades. Una de las respuestas parece ser que las melodías de Mozart son alegres y muestran "seguridad"; son composiciones perfectas que superan a la mayoría de otras grandes obras. La música de Mozart parece llevar hacia un estado de armonía interior y quizás de sincronización de los hemisferios cerebrales. En fin, es un tema fascinante que todavía está muy lejos de agotarse, pero que parece prometer bastante. HBC